LO QUE HEMOS HABITADO
"Un sonido que me encanta es el sonido silencioso que se produce cuando los niños y las niñas de la escuela estan en lo que nosotros llamamos el flow del juego (...) ese sonido es el que nos conecta a todos, el de... aquí es donde hay que estar". (Gonçalves, 2020)
"El Ruido que Habito" ha roto una lanza a favor por explorar tanto aquellos proyectos que reclaman un cambio, como aquellos que ya han empezado a realizarlo. Un cambio que pone en duda el sistema educativo, que parte de las necesidades de la infancia y que se nutre de muchas corrientes educativas que se basan en el respeto hacia lxs niñxs y la innovación pedagógica.
Y es que gracias a los sonidos, silencios y ruidos que emergen en los centros educativos, se pueden rastrear las jerarquías que se siguen transitando en las aulas, el uso que se le da a la voz, aquella información no verbal a la que contínuamente nos exponemos o incluso aquellos patrones que siguen manteniéndose, consciente o inconscientemente de nuestra mochila cultural e industrial.
Proyectos como Ojalá Hoja (Madrid), Escuela Ramon Llull (Barcelona), Amadahi Escuela Bosque (Coruña) o Nenea (Lugo), nos muestran escenarios educativos muy diferentes entre ellos, generando la búsqueda de distintos paisajes sonoros que tienen ganas de contarnos muchas cosas. De lo que sigue sucediendo, de lo que ha empezado a suceder y de, incluso, lo que ya no sucede. El sonido se vuelve en una herramienta indispensable para conocer mejor nuestras prácticas educativas.
¿Qué sucede cuando comparas quince minutos de sonido en una escuela convencional, con una escuela en la naturaleza?
